17 de enero, 2014

Drunken Robot Pornography
Dejobaan
2013
Shooter arena
Steam
www.store.steampowered.com/app/209060/
Drunken Robot Pornography
Drunken Robot Pornography (alpha)

Podríamos comenzar nuestro acercamiento a Drunken Robot Pornography apostando por lo seguro, que viene siendo una teórica comparación con AaaaaAAaaaAAAaaAAAAaAAAAA!!! – A Reckless Disregard for Gravity, la anterior obra de los desequilibrados Dejobaan. Ah, pero ese no es el estilo Drunken Robot Pornography. No vamos a abrir el artículo con medias tintas porque ya hay un titán robótico con forma de pulpo desatando el medievo láser bajo/entre/contra/so/sobre/tras nuestras seseras.

Lo de este juego no va en broma, es puro porno lúdico. Drunken Robot Pornography es el colgado con gafas luminosas que intenta bailar con tu novia y le tira medio cubata encima. Una carta de amor a la sinestesia abandonada a medio escribir PORQUE ME IMPORTA UN COJÓN. Drunken Robot Pornography es un anuncio de los 80 soñado por Salvador Dalí zombie, y a ratos la versión digital (y acojonantemente extrema) de una atracción de feria. Acaso incluso más peligrosa. En pocas palabras, esto del porno de robots es el epítome de los putos excesos, y ya están tardando todos en probarlo. Poniéndonos un poco más concretos, el juego es también es un shooter arena con una poderosa inclinación a la verticalidad más salvaje —con jetpacks, casinos y furcias— cruzado con una suerte de bullet hell de padre y muy señor mío. Y claro está, con roboces. Porque uno no puede titular un juego con un «porno de robots borrachos» y dejar fuera la parte robótica. Vamos, creo yo. ¿Que aún no está del todo claro? Okay, dentro vídeo.

¿Qué es este maravilloso caos? ¿Esta explosión de luces? ¿Dónde demonios está mi personaje, qué he de hacer en este mundo multicolor? La respuesta larga es tratar de cumplir los objetivos de cada arena, apuntillando a un gargantúico coloso metálico al final de cada nivel, recogiendo por el camino valiosos power-ups, así como una buena bandeja de Martinis. En corto, sobrevivir. Hay cientos de enemigos cuyo fin existencial último es lanzar aún más enemigos sobre nosotros, y tienen una dañina tendencia a convivir, de manera más que solaz, con los citados bosses. Los titanes, algo así como enormes armatostes hechos en Meccano, son el desafío al que hemos de sobrevivir mientras intentamos desgazar pieza a pieza de su estructura. La única clave que tenemos es que hay que disparar a los extremos del titán, y huelga decir que no es fácil concentrarse con tal carga erótico-robótica audiovisual.

Tomando un poco de aire y haciendo palanca para acomodarla tras el elastiquillo, también es de recibo señalar que este cachondísimo título es todo un representante de tendencias. Y no, afortunadamente no me refiero a modelos F2P. Primero, los Dejobaan se arrimaron a los lucrativos Early Accesses de Steam (de hecho, lanzado en marzo del pasado año, es uno de los precursores). Parece que hemos dado en el clavo con el rollo del acceso temprano, y no en vano estamos asistiendo a una importante muestra de juegos que viven un cuasi-doble-lanzamiento, en un momento en el que, como bien saben, la visibilidad en Steam se cotiza más alta que las bitcoins. Por otro lado, siempre a juicio de un humilde servidor, los desarrolladores han acertado de pleno situando los focos sobre la propia comunidad, que ya en estas etapas previas al lanzamiento están desatando todo su ingenio a la hora de crear y compartir sus propios titanes vía Steam Workshop. Cierto es que a día de hoy el kit de herramientas para ejecutar nuestras obras maestras del mal tiene algunas taras en cuanto a usabilidad, pero el tema no sólo mejora actualización tras actualización, sino que nos en apenas un par de sesiones nos veremos creando cacharros indescriptibles con relativa sencillez, para disfrute propio y del respetable.

Si aún así no tuviéramos suficiente con la ingente cantidad de robots y arenas (ya sean incorporadas o creadas por la comunidad) los creadores se han comprometido a lanzar un desafío cada viernes, desde la fecha del lanzamiento —en este trimestre, según si dice— hasta mínimo seis meses después del mismo. Ese Drunken Robot Battle Royale que pudieron disfrutar en el vídeo, y que promete pique del bueno entre entrada y entrada de la clasificación. Y qué más quieren que les diga, a mí me han enamorado. Que a uno le tiemblan las piernas con los giros narrativos y pierde el culete por lo artsy, sí. Pero que es imposible mantener la seriedad con este festival de música sexy, disparos y jetpacks. Háganse el favor de probar un este magnífico juego. JUE-GA-ZO. Larga vida al videojuego en vertical y a los rayitos multicolor.

Acerca de Eduardo Garabito


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