21 de julio, 2014

Gods Will Be Watching
Fingerspit
2014
Moral puzzler
Steam
www.deconstructeam.com

Gods Will Be Watching Soundtrack

Seguro que si les pregunto por un juego con malos gráficos, no pasan seis segundos sin que tengan ya toda una lista, a falta de apretar el gatillo. ¿Pero qué sucede si hacemos lo propio con la música? Vaya trabajo ingrato el de los músicos —caso similar al de los actores de doblaje— que ven abocados al segundo plano. En un medio en el que la música adopta un papel de acompañante, destacar puede ser un mal síntoma. O analizado desde el signo opuesto, la discreción es un rasgo inviolable en el citado rol.

La ecléctica banda sonora de Gods Will Be Watching masculla entre dientes la mayoría de las veces, sin un tema central claro ni ninguna declaración de intenciones evidente más allá de la de perfilar el drama emocional que rodea a cada situación del juego. Sin embargo, sería casi un insulto al conjunto de temas el señalar que son apenas un acompañamiento musical, peor aún si reducimos esa actuación a lo meramente funcional. Porque no lo es. La música del juego ejerce dos papeles —a mi juicio— bien diferenciados, y lo hace de manera soberbia en ambos casos: El primero, dibujar todo un paisaje sonoro donde apenas hay un puñado de píxeles con una inclinación manifiesta hacia el minimalismo. No menos importante, la música aporta tensión y nervio a un flujo de juego en teoría relajado —MUY en teoría—. Una tensión sin grandilocuencias, con presencia e impacto emocional sin reclamar atenciones. De manera magistral se entrelazan ambos usos con pasmosa naturalidad, conjurando un entorno físico que se hace visual a través del oído, y que entronca con los mil y un apuros del Sargento Burden y su cuadrilla.

Decía nuestro querido Kyuni que Gods Will Be Watching es un juego para mentes matemáticas. Despojando a Burden y compañía de diatribas morales podemos liberar las secciones más matemáticas de nuestro cerebro para resolver las muchas decisiones complicadas que nos plantea el juego, sí. Pero la música no lo permite. Paradoja, que un tema con un sabor tan marcadamente sintético en todos sus aspectos incida con tanta fuerza en la humanidad de Burden y de los suyos. «Estáis vivos, equipo, pero no vais a aguantar mucho de seguir de brazos cruzados.» Haz algo, Burden, coño. Y así se levanta el telón, con varios rehenes preguntándose si recibirán una patada o un disparo en Self-Justified Sacrifices.

Un contexto como el que rodea a Gods Will Be Watching pedía a gritos una música como ésta: un estallido de sci-fi pura de amplio espectro. Básicamente porque no existe tal cosa como sci-fi pura, ni nada encaja mejor con la temática presentada que la visión que el artista ha querido imprimir y el oyente descifrar. A ratos, como sucede en Inside the Matriarch, la obra de Fingerspit recuerda la soledad que desprende la música de The Swapper, sin importar el mayor número actores presentes presentes en este thriller moral. Al habla una maraña de sintetizadores con algunos aires a lo Spacechem, respaldados con cuerdas por allí o teclas por allá para hacer la réplica. El equipo Everdusk continúa su ajetreado trayecto, seguidos de cerca por armonías que a veces pintan a lo western, y a veces traen reminiscencias de los Metal Gear Solid y del tremebundo Harry Gregson Williams. Unos reflejos los del título de Konami que no han dejado de sugerirse tímidamente en cada apartado del juego, poniendo en evidencia referencias a la obra de Kojima desde los rincones más insospechados. En aras de no consumar esta unión antes de tiempo será mejor dejar los pormenores para otro momento.

«Tump tump, tump tump…» suenan los latidos en 20 Days of Empty Words, tema que nos acompaña en esos días interminables, días que separan tortura y tortura, carne de huesos. Una mezcla de metales se enreda con el sonido de un corazón que se resiste a detenerse. Vuelve el bajo… «tump tump, tump tump». Golpean los metales en la piel, suenan acordes de desesperanza y metales en la boca. ¿Hierro, sangre? El sabor es el mismo, y una boca desdentada solo puede escupir palabras vacías, rojas de hierro. Tump tump… Sigue girando la rueda, y se encostra en nuestras retinas un tema caleidoscópico como Sunset Fetch, contrapeso frente a los primeros tracks, más limpios por norma general. Un muro de sonido sintético con un toque de rareza y de irrealidad que comparte con Human experimentation, un muestrario de escalas que oscilan, arriba y abajo, mientras sintetizamos antídotos, sedantes o adrenalina.

Cierra la banda sonora igual que abre: con épica desatada. A veces siento que estamos prostituyendo la palabra «épico» —bah, lo de la primera persona del plural era para disimular que creo que lo están haciendo OTROS— pero al final el hilo conector de Gods Will Be Watching es ése. No solo en el apartado musical, la épica impregna el juego de principio a fin. Pero de eso ya vendrá a hablarles otro.

Acerca de Eduardo Garabito


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