19 de marzo, 2014

Luftrausers
Vlambeer
2014
Arcade shooter
PlayStation 3, PS Vita, Windows, Mac OS X y GNU/Linux
www.luftrausers.com

Luftrausers

La primera vez que vi Luftrausers en movimiento fue en un teaser que culminaba el despiporre de imágenes con un «coming 2012» que ya vimos que no y además tampoco. Los holandeses Vlambeer, famosos por sus magníficos juegos y por la capacidad sobrehumana de ser copiados hasta la catarsis, se tomaron su tiempo para lanzar Ridiculous Fishing (con erótico-clónico resultado) e hicieron lo propio con Luftrausers. Desde su primera toma de contacto, la estrella de más de un evento por el que estos chicos han ido dejando sus huellas, consejos e indie indieness. Saben los Dioses el por qué de su dilatado lanzamiento. Sin embargo, por aquí tengo mi propia teoría. Puesta a punto del juego y argucias de mercadotecnia aparte, la fecha de salida de Luftrausers ha de deberse a un mero sentimiento altruista. Deber ciudadano. ¿Cómo? Porque han intentando retrasar la debacle. El lanzamiento de este juego será recordado como el mayor atentado contra la productividad en la civilización occidental.

Decía Sid Meier, creador de los incomparables Civilization (y ya saben que sus 4X tienen hechuras manifiestamente opuestas al combo bofetada-y-reinicio que abandera Luftrausers) que un juego no es sino «una serie de decisiones interesantes». Madre de mi vida. Para bofetada la que encajé cuando me percaté de cuán cerca están este juego de avioncitos, y ese otro título en el que Mahatma Ghandi puede reventarte sin remordimientos con su armamento nuclear. Ambos son juegos afines en el más puro sentido de «juego» con respecto a ese filtro de las decisiones interesantes. Surcar estos cielos es matar y morir. Disparar o reparar daños. Todas y cada una de las partidas a este maravilloso arcade fomentan una línea de decisión hilada desde el momento en que el avión sale eyectado del submarino, hasta que los enemigos nos sobrepasan, poniendo fin a nuestra efímera pero intensa aventura. El delicado equilibro entre disparo y vida marca el paso de cada una de nuestras acometidas al juego, y de paso los Vlambeer nos ponen sobre la mesa un set de piezas con el que fabricar nuestro avioncito a medida. Ahí está al menos una de las claves del agujero negro de tiempo que se forma.

Ese mismo anzuelo se puede encontrar ya en Ridiculous Fishing, enel cual la huida del pececito (nosotros) queda terminantemente anulada por una producción brillante como las pelotas de Rambo, el perro de The Oatmeal. Sin gráficos epatantes ni una suntuosa orquestación, ojo. Todo a base de una visión muy particular de la psicología, y de toda una serie de pequeños trucos de creador viejoven y avispado. En Vlambeer saben lo que se hacen, pero saben aún mejor lo que nos hacen. El juego, un programa en el cual nuestra máxima —corrijo, única— preocupación es disparar a todo lo que se mueva, es un auténtico locurón bullet-hell que recuerda al viejuno Time Pilot, pero nada más que un poco. En la fiesta de la disparocracia los reflejos y el control de la inercia son las bases de la supervivencia (¿que la mejor defensa es un buen ataque? Yo qué sé…) y en los enemigos no detectamos submarinos, cazas o misiles. A efectos prácticos son apenas dos cosas: amenazas y multiplicadores. Tómense la cosa con calma y observen como la puntuación se estanca de mala manera, o bien presuman de buen desempeño y acudan haciendo tirabuzones hacia la propia destrucción. De una forma u otra la partida no se alargará demasiado.

Y es que hemos presentado Luftrausers como un juego de partidas cortas, y a ese respecto apenas tiene sentido hablar de la dificultad del juego. Nada más despegamos sabemos que vamos a morir en un tiempo eminentemente breve, por lo que la dificultad es, afortunadamente, una cuestión de actitud. Por una parte, porque a una mejora de nuestro desempeño le sigue un aumento en la hijoputez, cantidad y calidad de los enemigos, como veníamos señalando. Y no menos importante porque bebe, a su manera, del concepto del endless runner. No hay meta más allá que la de sobrevivir por el tiempo que las circunstancias permitan, echando el rato lo mejor posible. Diversión, pura y dura. Luftrausers es uno de esos títulos que ha calado hondo en esta casa, y que se une a ese pequeño pero ruidoso olimpo de juegos-con-un-sólo-botón. En las antípodas de la simulación, Vlambeer luce sin complejos sus aviones equipados con rayos láser, lanzándose a lo kamikaze sobre un enorme destructor. Impactando bestialmente con un graznido de pixels al rojo y atravesando el casco, y el océano mismo, solo para salir un instante después con apenas un hilo de vida que veremos a ver si da para una pronta recuperación. VEREMOS. Si el miocardio me lo permite, allí les estaré esperando.

Acerca de Eduardo Garabito


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