16 de julio, 2014

Murder in the Hotel Lisbon
Nerd Monkeys
2014
Aventura
Desura, Steam
caseandbot.com/

Murder in the Hotel Lisbon

—¿Qué hay más gracioso que un robot? —Un robot disfrazado de payaso. Está bien, el chiste no tiene mucho sentido. Pero quizás es lo que se les ocurrió a los chicos de Nerd Monkeys a la hora de plantear a los protagonistas de su Murder in the Hotel Lisbon. Una aventura en la que tendremos que resolver un misterioso asesinato, sí, en el Hotel Lisbon, gracias al ingenio del detective Justin Case y su sidekick Clown Bot: un robot parlanchín con nariz de payaso y propensión a los chistes malos. De todo esto sale una divertidísima locura.

Si miran ustedes a la izquierda, verán que tienen un país estupendo llamado Portugal, paraíso para los amantes del pescado y de las toallas. Y allí también se hacen juegos indie, algo en lo que quizás no reparamos tan a menudo como deberíamos; no es fácil encontrar referencias a los estudios de nuestros vecinos en las páginas del sector. Es probable que esto cambie en los próximos días, cuando los portugueses Nerd Monkeys debuten en Steam. Porque su historia de detectives duros de oído, robots que se han equivocado de profesión y secundarios esperpénticos merece que le prestemos mucha atención a partir de este 17 de julio.

En un primer vistazo, Murder in the Hotel Lisbon puede no resultar especialmente atrayente. ¿Pixel-art otra vez? Demasiado desgastado ya, nos decimos. El recurso de la investigación de un asesinato puede ser apasionante o tremendamente tópico; prácticamente ya no tenemos término medio en esta clase de historias, teniendo en cuenta su dilatada existencia. Pero todo cambia en el momento en que se sube el telón y tenemos ante nosotros el primer acto. Ahora es cuando aclaro que nada de lo dicho en la frase anterior es una metáfora. Efectivamente, se sube el telón. Y efectivamente, estamos ante una historia dividida en actos que se nos presentan como si de una obra de teatro se tratara.

La ruptura de la cuarta pared que lleva a cabo el juego es realmente curiosa. La historia se desarrolla encima de un escenario. Algunos de los elementos que lo componen, edificios o automóviles, son claramente piezas de atrezzo como las que podemos encontrarnos en cualquier representación teatral barata. Sin embargo, nosotros nos somos el público, porque el público está realmente ahí, delante de ellos, en sus asientos. Los vemos en forma de sombras; aplauden cuando entran en escena los personajes, se ríen, abuchean. Y sólo Clown Bot parece ser consciente de ello. De vez en cuando introducirá en sus frases llamadas de atención, información o chistes metatextuales directamente dirigidos a jugador y público por igual. Pero a pesar de esta multidimensionalidad, de todas estas capas que se superponen, no estamos ante un juego pretencioso sino todo lo contrario. Todo se desarrolla con ligereza y despreocupación, como un inmenso chascarrillo del que somos partícipes. Sonreímos al vernos retratados, o ante el desconcierto del detective Case cuando su compañero, el pequeño demiurgo metálico, habla de temas como «guardar la partida» o suelta frases como «no puedes haber atrapado al asesino aún porque no han salido los títulos de crédito».

En cuanto a su mecánica, Murder in the Hotel Lisbon deja a un lado la resolución de puzles para centrarse en la investigación propiamente dicha. Tendremos que recorrer la ciudad encontrando ciertos objetos que nos guíen hacia el culpable del asesinato y conversando con toda una pléyade de personajes a cual más curioso. Una vez tengamos unas pruebas determinadas, podremos interrogar a los sospechosos que se vinculan con ellas. Nuestro objetivo, como en el Hotel Dusk de Cing (2007), será hacer las preguntas adecuadas para conseguir que caigan en contradicciones y finalmente confiesen. Para ello tendremos que acertar al unir una frase con uno de los objetos implicados. No es un sistema nada complejo, aunque alguna que otra vez los personajes nos darán quebraderos de cabeza; y es que podemos interrogarles con Justin o con Clown Bot, y su comportamiento ante uno y otro puede variar y ser determinante para el éxito. En general, el juego peca de una cierta linealidad y de una dificultad escasa, a poco que estemos atentos y tengamos algo de asertividad. Pero lo compensa perfectamente con una historia divertidísima y alocada, genial parodia del género en ocasiones, y unos personajes para echarles de comer aparte. Y ojo, que si nos sabe a poco tenemos un segundo juego incluido (¿cuántas capas van ya?): Stand-up Clown, en el que nuestro robot hará de monologuista y tendrá que hacer reír con sus chistes al público, esquivando tomates y demás objetos arrojadizos cuando no lo consiga.

El hotel que da nombre al juego no es el único lugar en el que los Nerd Monkeys han querido hacer gala de su nacionalidad. Todo el juego se desarrolla en una Lisboa ficticia y reducida, perfectamente identificable, escaparate de la idiosincrasia lusa. Los fados, la diversidad de los platos procedentes del mar; estos y otros pequeños detalles están presentes para trascender lo anecdótico y convertirse en marcas de identidad propias.

¿Tendremos segunda parte, como augura Clown Bot al final? Desde luego, el peculiar binomio puede dar mucho de sí. Y los Nerd Monkeys, qué duda nos cabe, seguro que tienen todo un arsenal de chistes en la manga para su Clown Bot, preparados para la próxima vez que nos encontremos.

Acerca de Scullywen


Una especie de bundle friki con patas: videojuegos, rol, juegos de mesa con muchas piececitas de colores, ciencia ficción y fantasía a tutiplén, cómics, series de esas que no tienen audiencia y pueblan los sueños húmedos de Joss Whedon... También escribo cosas, y a veces lo hago con las manos. Y con un gato encima del teclado.

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