11 de febrero, 2013

Torchlight Soundtrack
Matt Uelmen
2009
Banda sonora
Formato digital
www.torchlightgame.com

Torchlight Soundtrack

¿Qué fué de Matt Uelmen? Esta fue sin duda una pregunta que muy a menudo deambuló por mi cabeza hacia finales del tan conocido año de la odisea espacial. El interrogante fue cayendo poco a poco en el olvido, pero sin darme cuenta, y como suele ocurrir incontables veces en esta vida, el paso del tiempo puso la respuesta. Torchlight apareció dispuesto a resucitar el género del rol de acción, llevándonos de nuevo a profundas y amenazadoras mazmorras, y para mi regocijo, entre esa fría oscuridad, repleta de extraños sonidos, apareció Uelmen, curiosamente justo en el mismo sitio donde lo dejé…

Hablar de este compositor californiano es hablar de uno de los estilos más característicos que podemos escuchar en un videojuego. Repleto de sonidos ambientales, percusión y acordes de piano o de guitarra, su experimental sonido es capaz de envolvernos en la atmósfera más oscura y asfixiante para trasladarnos completamente a la acción de nuestra aventura. Todas estas sensaciones vuelven a encontrarse de nuevo cuando nos enfrentamos a Torchlight, y más particularmente a su banda sonora, pero antes hay que hacer hincapié en un hecho difícil de evadir: hablar de Matt Uelmen es, irremediablemente, hablar de Diablo (Blizzard North, 1996).

No es mi intención producir alguna úlcera nombrando por aquí a uno de los principales estandartes de Blizzard, compañía que antaño contaba con mi simpatía y que a día de hoy no se separa del eje del mal; pero no podemos olvidar que es precisamente con este juego con el que nuestro hombre empieza a ganar peso en lo que a composición para videojuegos se refiere. El resultado de su trabajo para Diablo fue más que recomendable, tanto que la maquiavélica compañía volvió a contar con él para la segunda entrega sin pensárselo dos veces. No hace falta decir que el acierto fue mayúsculo. Su composición para Diablo II (Blizzard North, 2000) lo pone codo con codo con los grandes compositores del mundo videojueguil. Una banda sonora sencillamente increíble, repleta de matices, tenebrosa y sobre todo, muy ambiental, cuyo máximo representante es esa maravillosa obra de arte que es el tema «Tristam». Sin embargo, lo mejor estaba por llegar. En 2001 aparece lo que sería el culmen para Matt Uelmen dentro de Blizzard: Lord of Destruction. Su trabajo para esta expansión se convierte en una de las mejores bandas sonoras que un servidor ha escuchado para y durante un juego. Grabado con la Slovak Radio Philharmonic, es además todo un exponente dentro de la música contemporánea. Difícil encontrar las palabras adecuadas que describan una obra tan grande.

Pero trasladémonos ahora al presente. El hecho de que Torchlight naciera a partir de un grupo de personas que formaba parte del equipo creador de Diablo II, hace que las influencias sobre este nuevo juego, con el que ademas comparte género, sean bastante grandes, y la música no es una excepción. En el juego desarrollado por Runic Games, Uelmen recoje todos esos elementos que hicieron tan característica la banda sonora para el juego de Blizzard, ofreciéndonos un trabajo bastante similar, quizás demasiado en ciertas ocasiones. El compositor aplica todo su talento para hacer lo que mejor sabe, ambientar como nadie todo nuestro paso por las interminables mazmorras que nos van apareciendo. Desde este punto de vista, el compositor estadounidense realiza una labor perfecta, ya que pocos saben como él captar esa esencia. No se le puede poner pegas a un acompañamiento tan inmersivo e influyente sobre nuestra experiencia de juego, aunque hay que reconocer que ya no cuenta con la misma frescura, y todo hay que decirlo, después de darnos un Diablo II y, sobre todo, un Diablo II: Lord of Destruction, el trabajo para Torchlight sabe bastante a poco, sin tener en cuenta además que se trata de una obra poco original para el compositor. Es inevitable pensar y acordarse de su etapa en Blizzard cuando se escucha con detenimiento este trabajo. Y es que, aunque no queramos, la sombra de Diablo II es muy larga… tanto como su rabo.

Siempre ocurre lo mismo, los prejuicios saltan a la palestra cuando uno menos se lo espera, haciendo en este caso que una escucha aislada no resulte tan sorprendente como hacerlo de las anteriores obras del compositor. Por supuesto, esto es algo de lo que se libran quienes no sepan nada de los juegos de Blizzard (¿existe eso?), quizás un público con menos eones de los que cuenta mi persona. ¿Quiere esto decir que Uelmen tocó techo con la banda sonora de Diablo II y su expansión? Tengo la convicción de que la respuesta es negativa, a pesar de ser algo que el compositor aún tiene que demostrarnos, y apostaría mi pierna de madera de pino a que lo hará. No me cabe la menor duda.

Acerca de Locke


Eterno nostálgico, siempre a la búsqueda de nuevas sensaciones. Sígueme en Twitter... o quizás no.

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