12 de septiembre, 2014

Bravada
Interbellum
2014
Estrategia
Steam
www.interbellum.ru/bravada/index_eng.html

Bravada

A ver cómo os cuento esto. Ehm, el enano de Bravada no tiene barba. La historia no es épica. Más aún, la historia no quiere ser épica. Los dragones no son negros, y ojo a esto: los enanos no toman alcoholazo, sino fruta. FRUTA. No obstante, podemos seguir encadenando negativas sin que se nos venga el juego abajo; los turnos no son para nada aburridos. El juego no es lento. Y no es cierto que la estrategia se haya extinguido, aun siquiera en el terreno indie.

Se comparan a veces los juegos de estrategia por turnos con el ajedrez, un ejemplo que se entiende bien aunque no suela indicar demasiado. En el otro polo, el de los juegos de estrategia en tiempo real, un nuevo género como es el MOBA triunfa con sus duelos de infarto. O eso dicen, porque el MOBA es para mí una terra incognita perdida más allá de los RTS clásicos que todavía ni he atisbado. Supongo que en una latitud media andarán los juegos tácticos de estrategia por turnos tipo X-COM™ —conste que odio la expresión y que existían juegos tácticos pre-XCOM, pero es un ejemplo muy socorrido—. Sin embargo, la clave es que lo mejor es obviar cualquier desastroso esbozo de cartografía de géneros, pues al final basta con rascar un poco la superficie para descubrir que la raíz de estas divisiones, algunas más arbitrarias que otras, llegan a una base rápido: tiempo real contra turnos, juegos deterministas versus juegos afectados por el azar.

Pues por ahí, en medio de algún lugar dentro de todo ese revuelo de rasgos cuya disección no interesa hoy, allí campa Bravada. Ajeno a disquisiciones de ningún tipo, el juego se desenvuelve con un descaro y falta de complejos envidiable, haciendo alarde de la disposición en casillas de la estrategia por turnos clásica, junto con un sistema de combate por turnos muy sencillo y un ligero toque de endless runner —por supuesto, para bien— que rompe la estaticidad de los juegos de tablero en pos de un sistema de juego lineal, de corte aventurero. Una pequeña odisea con sus capítulos y secciones, que vive a través de un tablero tan dinámico que se pierde en el horizonte.

A riesgo de romperla de amor (de tanto usarla) sigamos con la analogía del ajedrez. Bravada cambia el tablero cuadrado y definido del milenario juego por una alfombra que se va desenrollando con nuestro avance, en la que sólo el ancho está fijado. Nuestro conjunto de enanos y pollos se mueve por paisajes desérticos y bosques de fantasía, repartiendo movimiento y daños y arrasando hasta la hierba a su paso con un único objetivo en mente: encontrar la flor mágica que cumplirá el gran anhelo del protagonista. Claro está, tener barba. Cada movimiento supone un turno, en el que bien optamos por mover el bloque entero a una casilla adyacente, o nos centramos en una de nuestras piezas a la que podemos desplazar a mayor distancia. Tras hacer ese movimiento el enemigo responderá como mejor pueda, pasando primero su fase de movimiento, y culminando con una batalla en la que ambos bandos se reparten lo suyo por orden preestablecido, en una secuencia que de hecho podemos comprobar con anterioridad. Es sencillo, ¿verdad?

En realidad, y por llamativa que resulte la mezcla de géneros de Interbellum, la inspiración puede haber llegado desde muy lejos en tiempo y espacio; en su núcleo más básico Bravada recuerda y mucho a Bokosuka Wars, un experimento japonés de 1983 encuadrado en una proto-estrategia que estaba sin definir [1]. Sin embargo, Bravada es mucho menos estresante que ése y otros juegos «similares». La enorme variedad de tropas tanto cuerpo a cuerpo como a distancia permite adaptar cada situación al estilo de juego de cada uno. Y entre los muchos ítems de los que podemos hacer uso hay una función de rebobinado, muy útil para desfacer entuertos —véase turnos con catastróficos resultados— y otros elementos como pociones o minas antipersona que podemos usar sin que acaben con el turno del jugador. Aunque el juego puede ser difícil en algunos momentos, esa inclinación por la clemencia se extiende al resto del juego, acentuando un aspecto sobre todos los demás: la diversión.

Los coloridos gráficos y absurda historia demuestran que Bravada se toma a sí mismo de la manera más lúdica posible, y la verdad es que la apuesta le sale genial. La curva de dificultad permite cierto desafío sin desesperaciones, y el juego invita a la experimentación de muchas y muy variadas maneras, ya sea equipando a nuestro héroe según requiera la situación, o permitiéndonos resucitar a los aliados caídos sin penalizaciones severas (otro tipo de experimentación, al final). Salvo algunos bugs molestos (menos de los que esperaba para un juego tan complejo hecho por un pequeñísimo equipo) y algunos desequilibrios de dificultad, este juego ha sido una colección de buenos ratos fabulosa. Bravada es un juego que he llevado mucho tiempo buscando aun sin saberlo; un muy buen juego de estrategia, abierto a los vicios y virtudes del jugador ocasional, y compatible con partidas cortas. La versión para escasos de tiempo de tantos y tantos solo-un-turno-más.

1. Si se da el caso de que quieras saber más sobre los orígenes de la estrategia en tiempo real, hace algún tiempo que escribí un artículo en RetroManiac 7 (p.148).

Acerca de Eduardo Garabito


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