Toni Martín

03 de enero, 2013

Potatoman seeks The Troof
PixelJam
2012
Plataformas
PC
pixeljam.com/potatoman

Potatoman seeks The Troof

Un extraño video con un campesino hablando sobre las virtudes de una patata que no era como las demás. Así empieza la campaña derrite neuronas de PixelJam para anunciar un juego que, curiosamente, ésta vez sólo disfrutaremos previo desembolso, y que tiene como protagonista a un tubérculo en busca del sentido de su existencia.

«A potatosophical game» es la coletilla que han usado para su nuevo experimento audiovisual, y es que no siempre es fácil otorgarle la etiqueta de juego al uso. Bajo esa apariencia de aventura plataformera, se encuentra un juego difícil, corto, pero lleno de originalidad o hilaridad, según se mire.

Nuestra misión, como hombre patata, será la de buscar algo que han llamado «The Troof». Un término intraducible que será el punto de partida para nuestro héroe, que se encontrará con todo tipo de sujetos y con sus intentos de confundir o mal aconsejar sobre el significado de tan extraña palabra. Por si no queda claro y para que nos entendamos, Potatoman busca una explicación a su razón de ser, al sentido de la vida. Ardillas rabiosas, pájaros con incontinencia o una serpiente huraña serán algunos de los fugaces personajes que nos dirán la suya, pero como bien suele pasar en este tipo de búsquedas espirituales, al final el mejor consejo es la propia experiencia.

Como buen juego de autor, Potatoman seeks The Troof es un juego muy singular que no va a satisfacer a todo el público y no solo por su absurda duración, su extraña historia o su golpe de efecto final, sino por la sensación de haber desperdiciado la oportunidad de aprovechar a un héroe que podría haber sido tan icónico como el cacho de carne sanguinolento del Team Meat (o no).

Pixeljam ha hecho una de las mejores campañas de su historia sembrando el hype con su extravagante tráiler de imagen real y las continuas imágenes que goteaban por Twitter, cuyo éxito ha provocado que muchos se hicieran con el juego incluso antes de ver cualquier muestra ingame. Pero el otro lado de la moneda es que todo ese esfuerzo desemboca en un pago de tres dólares, lo que crea unas expectativas que no llegan a cumplirse dado que la ejecución es muy parecida, como poco, a las anteriores producciones. El pack PixelJam Octology intenta disimular la jugada, ofreciendo algunos extras que no pasan de curiosos pero que pueden hacer que la compra se justifique.

Dejando de un lado este nuevo sistema que han probado con la filosófica patata rosada, Potatoman seeks The Troof debe jugarse. Disfrutar de cada sprite monocromo, de cada sonido chip y cada rotación de cámara para volver a aplaudir a los cuatro artistas de que hay detrás de uno de los colectivos más originales en el panorama indie.

Acerca de Toni Martín


Commodoriano de toda la vida, me crié con un C64 y crecí con un Amiga 500 hasta la llegada de las consolas de 16

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