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Diario del desarrollador CXLVII – Enlace del primer fuego

mayo 08, 2016

Pues tras unas 70 horas de juego me he pasado Dark Souls 3 de la forma más convencional posible. Ahora toca rejugar con otra clase y con otras motivaciones más oscuras. Dark Souls 3 es un juego casi perfecto, pero ¿cómo se compara con sus antecesores? Paradójicamente al vapuleo que ha recibido Dark Souls 2, considerado el menor de los hermanos, me veo echando de menos su interesante y emotiva historia, así como su estructura ludonarrativa (no, no estoy vacilando, la estructura del juego que afecta directamente al juego y a la narración). Dark Souls 3, al ser la repetición de un ciclo, no tiene nada nuevo que contar. No ocurre lo mismo con la geografía: el reino de Lothric está construido directamente sobre los cimientos de Lordran, con una cohesión que hace olvidar el desastre de niveles de Drangleic de Dark Souls 2. Aun así, nada supera a Dark Souls 1: la exploración de Lordran sigue siendo imbatible, un mundo tremendo que se expande horizontal y verticalmente, mientras que Lothric se limita a que llegues hasta donde alcanza la vista, pero de forma horizontal. No volverás a experimentar los abismos de Oolacile, las ruinas de Nuevo Londo o la bajada a los mismísimos cimientos del mundo.

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