En una semana, he pasado de estar tranquilo en mi casa, sentado, sin muchos problemas, relajado, currando un poco aquí, un poco allá. Y entonces me encuentro con que tengo que trabajar y estudiar y llegar a casa y comer y dormir y enfrentarme a un mosquito infernal, todo casi a la vez. Así que no tengo muy claro en qué momento estoy haciendo eso. Lo que sí sé es que ayer estaba viendo una película tan pancho por la noche y hoy me he despertado a las 8 de la mañana vestido y en cama. Qué ha sucedido entre mientras es un misterio. Así que como el agobio no me deja seguir narrando mis trepidantes aventuras, lo mejor será resumir todo esto en unas cuantas palabras clave (las key words, para los anglos). Por si vosotros tampoco tenéis mucho tiempo para leer.

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Desde sus inicios la crítica de videojuegos ha estado aquejada de un mal que jamás se ha podido quitar de encima: los lectores insatisfechos. Sí, hablamos de ti, fan de una u otra serie que se queja amargamente en el hilo de comentarios que la crítica que has leído no satisface tu propio criterio y opinión. ¿Cómo puede ser que digas eso del fontanero más famoso del mundo entero? ¡Cómo es que le has puesto un 7, para mi que se merece un 8! ¡Tu crítica no es lo suficientemente objetiva! Y así mes tras mes, año tras año. Pero para todos esos fans de la objetividad plena ha llegado Objective Game Reviews, un lugar ideal donde los críticos no dejan que su opinión, su subjetividad, o prejuicios empañen la crítica pura. Hoy en Indieorama abrazamos su legado y os ofrecemos cinco juegos en desarrollo, sin verter ni un BIBAH! ni un TOMA TODO MI DINERO, ni un ¡HOY HAY DEMOS! , ni un mísero MIRAD QUE PASOTE. Bienvenidos a la crítica puramente objetiva.
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