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Las horas (no) perdidas

noviembre 28, 2013

¿Recuerdan cuando todavía lucían velas de mocos y las facturas eran un concepto imaginario? Lo de aquel entonces sí que era explotar un juego. Soltaba uno la mochila y se dejaba las pestañas ante la pantallita de turno, como si no hubiera mañana. Sin embargo uno crece, igual se reproduce como que no, y empieza a optimizar el tiempo en tanto llega la última etapa del pack «ciclo sin fin». Ahora bien, hay ocasiones en las que el esquema se rompe, y de nuevo caemos en una de esas espirales de vicio. Normalmente, clavados a la silla por la calidad de un título. En otras ocasiones, sin una razón clara. Como las que a continuación les presentamos. Ampliar artículo