10 de enero, 2013
Artículo indiespensable
Indiespensable
DannyB, a caballo entre el chiptune y la sinfonía

Qué malo es eso de juzgar prematuramente. Arizona, el estado norteamericano del que es hijo el hombre de este artículo, podría ser a ojos de un ignorante un pedazo de erial rocoso, sinsorgo y deprimente, de costumbres rednecks y comida basura. Podría, pero fíjate tú que no, no lo es. Tiene uno de los lugares más impresionantes del planeta, El Gran Cañón del Colorado. La variedad de etnias convierte a su capital, Phoenix, en un pequeño paraíso cosmopolita. Y suyos son algunos auténticos manjares de cocina de frontera: lo más picante de México, lo más cerdo de América (pero para bien).

Y de lo mejor del picante y de la carne es de lo único que parece alimentarse Daniel Baranowsky, también conocido como DannyB, un hombre grande por dentro, y también por fuera (con todo el cariño del mundo, que conste). Nacido y criado en Mesa, Arizona, tal vez le recordaréis por ser el artífice de las bandas sonoras de juegazos indie como Canabalt, Super Meat Boy o The Binding of Isaac… Pero ya llegaremos a eso.

Y es que el éxito de DannyB, como su barba, tardaría en llegar. Antes de que se lo rifaran algunas figuras clave del desarrollo indie, antes incluso de dedicarse en serio a la composición musical en videojuegos, el músico llevaba a cabo su rito de paso particular en el portal OverClocked Remix, que a todos por aquí ya os debería sonar.

Con vuestro permiso, me detendré un momento aquí, ya que OC Remix es la academia de jóvenes mutantes en lo que se refiere a la remezcla semiprofesional de temas de videojuegos. Su fuerza y repercusión no son aislados: CAPCOM se valió de sus remixers más prestigiosos para dar forma en su totalidad a la banda sonora de Super Street Fighter II Turbo HD Remix (Backbone Entertainment, 2008). De sus filas, además, han dado el salto a la composición profesional nombres como Dain ‘Beatdrop’ Olsen (con Dance Dance Revolution SuperNOVA 2), Jillian ‘pixietricks’ Aversa (haciendo sus labores en Civilization IV) y su hermano Andrew ‘zircón’ Aversa (para Monkey Island 2 Special Edition: LeChuck’s Revenge). También, por otro lado, Jimmy ‘Big Giant Circles’ Hinson, que participó ni más ni menos que en el apartado sonoro de Mass Effect 2 (BioWare, 2010).

Y, por supuesto, allí estaba (y sigue, de hecho) Danny Baranowsky. Muy metido en el tema del remixeo, nos regaló algunas revisiones magistrales de temas clásicos de Super Metroid, The Legend of Zelda: Ocarina of Time, Final Fantasy VII o Castlevania. Ya en ellos se puede apreciar de su afán por experimentar con diferentes samples, diferentes instrumentos, mezclando chiptune y sonido orquestal sin tapujos. Labrándose, en definitiva, un estilo muy propio que le definiría en pocos años.

Paralelamente a la mezcla, DannyB participó en el desarrollo de un puñado de juegos en Flash, en los que demostró dos cosas. La primera, que el tío tiene una capacidad para adaptarse a las exigencias del juego bárbara, y eso sin perder ni un ápice su estilo propio. Segundo, que chocarse con los codos adecuados te puede abrir muchas puertas en el mundo de los videojuegos. Hecho que consolidó al compositor uniendo su talento compositivo a la buena mano en el diseño de monstruos como Adam ‘Atomic’ Saltsman (con el pionero y genial Canabalt, así como el curioso FATHOM), Alec Holowka (Aquaria) y Edmund McMillen, quien parió (no sin dolor, pero eso lo comentaremos otro día) a Meat Boy y a su agnóstico hermano Isaac. También ha contribuido en juegos menores, como el simpático Blush.

Os hablaba antes del estilo de Baranowsky. Ocurre que el estilo es un concepto relativamente sencillo de delimitar si nos referimos a algo tangible, véase el apartado visual de un juego, pero no lo es tanto si nos referimos a algo etéreo como la música. Algo que se hace patente además cuando, sinceramente, carezco de los conocimientos musicales para haceros un análisis de métrica, instrumentos y demás conceptos que estoy utilizando sin tener mucha idea.

Lo que sí os puedo decir es que es un hombre de influencias variopintas. Desde la composición japonesa a la americana, pasando por los scores de películas con un estilo muy marcado que ha ido perfeccionando con sus últimas composiciones. Aparte de ese homenaje constante tan evidente a su tocayo Elfman, Baranowsky también gusta de la autorreferencia. De la misma forma que Edmund McMillen hizo de The Binding of Isaac (2011) un juego en el que, de alguna forma u otra, consiguió meter a prácticamente todos los personajes de sus anteriores juegos, Danny también hizo tres cuartos de lo mismo con la música en varios temas; tomad como ejemplo el tema «Those responsible», o el comienzo de Steambirds, uno de los juegos Flash en los que tomó parte. Ahí tenéis otra referencia (de las cientos que hay).

El largo pero constante camino que ha tomado Danny le ha convertido en uno de los compositores del panorama independiente del momento. Tanto, que se puede permitir cosas como coquetear con el score cinematográfico (ha sido compositor del galardonado cortometraje Parallax, entre otros). También ha participado en la banda sonora de Cave Story 3D, lo que podríamos considerar un pequeño cambio de paradigma.

Espero que podamos escuchar muchísimo más de este monstruo, de este Daniel Baranowsky, que nos ha traído algunas de las composiciones más tremendas de los últimos años. Y si no me creéis, extasiaos con esto último.

Acerca de Xabi


Eterno post-adolescente al que se le pasó la tontería del J-RPG hace tiempo. Mi lema es «Si no lo has probado, ¿Cómo sabes que está malo?». Sí, lo puedes sacar de contexto. Háblame de Castlevania, me sacarás una sonrisa. Suelo trastear por Xenogames.

2 comentarios