05 de febrero, 2013
Derrocando reyes

Un botón muy rojo decoró el frontal de la tienda de Steam en las pasadas (y un poco pesadas) rebajas navideñas. Un acceso directo dedicado única y exclusivamente a las ofertas del catálogo de juegos independientes. No, no es ninguna novedad: Valve ya ha integrado la gama de indies de una forma natural y sin excesiva pompa. ¿Cuánto van a tardar Sony, Microsoft y Nintendo en copiar grosso modo la formula del éxito? Y más concretamente, ¿van a hacerlo bien?

No tenemos ya que demostrar nada: el público consume juegos independientes por dos motivos que se retroalimentan entre sí: contenido y precio. No es una ciencia exacta, pero tenemos decenas (¿cientos?) de ejemplos que prueban que hay diferencias ostensibles en la jugabilidad, en los gráficos, en el planteamiento de los independientes. Incluso si no son más que una vuelta a orígenes más humildes —véase Hotline Miami (Dennaton Games, 2012)—, son la representación más a mano de un soplo de aire fresco.

Luego está el parné. No me parece correcto asociar indies a «juegos baratos», pero es una realidad que, aparentemente, se ha asentado en el mercado así. Y es, en parte, comprensible: son desarrollos mucho más baratos, con una ínfima parte de bocas que alimentar en comparación con titanes como una BioWare o una Mercury Steam. También son juegos planteados desde su gestación como digitales, descargables, parte de un bundle o como usted quiera llamarles, lo que, según la teoría que nos han explicado mil veces (y hemos visto rara vez representada realmente) minimiza los costes de distribución, quedando reflejado en el precio final de venta.

Así pues, ¿A qué espera la santísima trinidad consolera para abrazar a los desarrollos independientes? Con WiiU ya en la calle, y a las puertas de un anuncio potente de Sony —que no parece ser otra cosa que Playstation 4/Orbis— solo falta Microsoft para completar el siguiente paso en la (esperemos) evolución consolera. Un paso decisivo, y en el que tendrían a bien fijarse en el giro ostensible que ha sufrido el mercado mientras ellas, como divas venidas a menos, se creían las reinas. Por un lado, el factor de los nuevos sistemas operativos libres, con dos frentes bien diferenciados: el libre —y en ocasiones, libertino— Android de Google, y el sobrio pero sólido iOS de Apple. Las dos caras, al final, de una misma moneda: software a precio muy competitivo e integración en multitud de sistemas, no sólo smartphones.

Aparentemente, y a falta de que se dé la «Revolución de las Manzanas Juguetonas», va a ser Android la que podría chutar a gol, siendo Ouya la punta de lanza de una nueva oleada de consolas domésticas que aspiran a quedarse la cama de arriba en el salón de casa. Con Ouya vendrán también GameStick, otro sistema basado en el androide verde, y las nuevas propuestas de nVidia con Shield y la magnánima Valve con un modo —ya veremos si inteligente— de llevar el PC al salón de casa.

Ahí está el otro factor al que deben mirar Nintendo, Sony y Microsoft: el PC. El eterno rival, mil veces condenado a muerte y nunca doblegado. Las facilidades del desarrollo indie en PC se pueden resumir en costes exiguos de publicación y una comunidad consolidada y que entiende a los indies como a uno más. Ya hemos visto que las cosas bien hechas funcionan, y buen ejemplo de ello es lo bien que han funcionado juegos como Castle Crashers (The Behemoth, 2011) o que al menos se hayan probado cosas nuevas como The Unfinished Swan (Giant Sparrow, 2012) en Playstation Network y en el Bazar de Xbox Live. El sistema WiiWare de Nintendo también abrazó algunas joyas como LostWinds (Frontier Developments, 2008) o el excelente remake de La Mulana (Nigoro, 2011). Las webs especializadas en videojuegos hemos puesto nuestro granito de arena en ensalzar las virtudes de estos juegos, pero sois vosotros, los compradores, los que habéis contribuido a que haya una presencia de indies en las consolas, y esto es algo que tres pilares como son Nintendo, Microsoft y Sony tienen que interiorizar muy bien de cara a lo que viene.

¿Y cómo? Practicando un mayor aperturismo, con licencias más amistosas, sin asfixiar con costes por parches, rediseñando y ofreciendo un espacio dedicado sus sistemas descarga a estos juegos que no se pueden permitir grandes desembolsos en marketing. Mucho se está hablando de lo poderosas que van a ser las nuevas consolas, pero también es amplia la evidencia de que es una característica que no puede durar eternamente, y si no comparad FarCry 3 (Ubisoft, 2012) en PlayStation 3 y en PC.

Microsoft, Sony, Nintendo: escuchad al pueblo, o el pueblo acabará prendiendo fuego a vuestros tronos.

Acerca de Xabi


Eterno post-adolescente al que se le pasó la tontería del J-RPG hace tiempo. Mi lema es «Si no lo has probado, ¿Cómo sabes que está malo?». Sí, lo puedes sacar de contexto. Háblame de Castlevania, me sacarás una sonrisa. Suelo trastear por Xenogames.

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