Toma papel y lápiz. Dibuja una nave espacial con sitio para tres dados. Surcaremos el espacio por seis sectores. En cada sector se producirán encuentros con enemigos y/o recursos. Los dados de nuestra nave indican: energía de escudos, lasers (en español láseres) y el hyperrestaurador temporal, un concepto que me acabo de inventar que te permite volver al inicio de un encuentro y obtener distintos enemigos y recursos en base a la teoría cuántica de Schrödinger. Aparte de estos dados necesitaremos otros dieciséis dados más, que representan el total de elementos en cada sector, antes de pasar al siguiente. Ve al chino de la esquina, los hay de multitud de tamaños y colores (los dados, no los chinos), y por un euro y pico podrás tener dados de sobra para todo juego print&play que construyas en el futuro. Venga, ve al chino, te espero.
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Si hay algo innato a la naturaleza humana es el deseo de conocer, de saltar por encima de barrotes y muros. Seguramente todos tendremos alguna vieja cicatriz infantil que lo atestigüe. La idea del viaje como búsqueda ha estado siempre presente en los relatos a lo largo de los siglos como símbolo de ese nomadismo vital que nos acompaña, y también como metáfora de nuestro tránsito inevitable por las edades.

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Ben Prunty aparca momentáneamente su nave en el hangar, y detiene a la flota rebelde con un ademán de su batuta láser. El compositor que puso música al brillante Faster Than Light atiende virtualmente a buena parte del equipo de indie-o-rama, y se somete con su gallardía estelar a una ronda de preguntas de lo más variopinto. Figura prometedora de la escena indie, Ben nos habla de su pasado, y por supuesto, de sus proyectos de futuro.

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For a moment, Ben Prunty parks his craft on the hangar, and he holds the rebel fleet with a laser baton expression. The composer, who creates Faster Than Light‘s music score, pay attention to the plenty of indie-o-rama‘s team and carry his stelar poise to answer a kind of questions. A promising figure from the indie scene, Ben speaks about his past, and his future projects.

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En contadísimas ocasiones un título se funde con una banda sonora al punto de convertirse en inconcebible su existencia por separado. Faster Than Light (Subset Games, 2012) es en sí mismo una experiencia marcadamente personal, y su propia naturaleza intimista prácticamente requería un hilo musical que no sólo sirviera de acompañamiento, sino que definiera entre sus notas el espíritu de una auténtica odisea espacial. Afortunadamente, la fantasía estelar perpetrada por Ben Prunty sirve de relay de masa, que catapulta al jugador de sector en sector del espacio profundo.
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Nuestro pobre y limitado cerebro se empeña muchas veces en buscar referentes desesperadamente para encuadrar todo aquello que experimentamos. En el mundo de los videojuegos, reconozcámoslo, nos encanta crear subcategorías (cuán expertos se sienten algunos al parir un término nuevo): ramificaciones que surgen unas de otras y en la que muchos títulos emblemáticos se han transmutado, en un curioso fenómeno metonímico, en etiquetas con entidad propia.

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Más rápido que la luz, pero aún más veloz que la oscuridad que se avecina, hay que elegir con paciencia las decisiones, pues un solo error acabará con la vida del resto del universo. Faster Than Light de Subset Games juega con la sencillez, la facilidad de sucumbir a un destino fatídico y arrastrar al resto de la galaxia.

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