24 de diciembre, 2013

Redshirt
Positech Games, The Tiniest Shark
2013
Estrategia
PC
http://www.redshirtgame.com/

Redshirt

Como jugadores de videojuegos, y algunos de rol, estamos acostumbrados de sobra a crear representaciones ficcionales de nosotros mismos. Personajes en los que volcamos en mayor o menor medida algunos de nuestros rasgos, con los que asumimos y desarrollamos un papel en un mundo con unas normas dadas. Sin embargo, hace bastantes años que esta misma idea se ha trasladado a un ámbito mucho más extendido. Las redes sociales han adoptado esa misma idea de creación de identidad: los atributos numéricos se sustituyen por tuits y posts; la elección de contenidos para compartir y la forma de expresión determinan en qué personaje nos convertimos. Nada escapa al influjo de esta superestructura, y no son pocos los medios que comienzan a reflexionar sobre las condiciones que la rigen. El videojuego no se queda atrás, y un ejemplo lo tenemos en este Redshirt de Positech Games y The Tiniest Shark, que además nos regala una generosa dosis de parodia a muchos niveles.

El mismo nombre del juego es un guiño a Star Trek: el término se usa para definir a los personajes anodinos, sin relevancia, de dicho universo, que normalmente se convierten en carne de cañón en alguna misión. Se ha extendido todavía más allá de los límites trekkies: no hay rubor alguno en llamar redshirts en el argot de la ficción audiovisual a los personajes que parecen condenados a morir desde el momento en que los vemos, y el propio John Scalzi, uno de los escritores de ciencia ficción más conocidos de las últimas décadas, ganó este año el premio Hugo con una novela humorística llamada Redshirts. Todo esto nos basta para imaginarnos qué clase de personajes encarnaremos en el juego, ¿verdad?. Pero para más inri, ni siquiera controlaremos a uno de estos tipos irrelevantes directamente… sino a través de sus interacciones sociales en una red llamada Spacebook.

Tras crearnos el perfil en Spacebook, en el que podremos elegir una raza, un género y orientación sexual y algunos rasgos básicos de personalidad, nos situamos en la historia. Estamos en una colonia espacial y no somos más que curritos destinados a las tareas de limpieza de la misma. Por suerte, después de nuestros tediosos turnos de trabajo podemos relajarnos echando un vistazo a nuestro perfil en la red social, que funciona exactamente igual que Facebook, a grandes rasgos. Podemos postear sobre nuestro estado de ánimo, dejar caer trozos de canciones inspiracionales, quejarnos o contar maravillas de nuestro trabajo, hacer amigos… y por supuesto, comenzar relaciones amorosas. La manera en que interactuemos y hagamos like en otros posts puede servirnos para ganar afinidad con unos personajes de la estación y perderla con otros, y será la clave para que nos inviten a eventos (o invitemos nosotros) y vayamos ganando nuevos atributos.

Sin embargo, lo que en un primer momento podía parecer un simple divertimento se convierte pronto en algo un poco más serio. Recibimos un misterioso mensaje que nos advierte de una alerta amarilla que tendrá lugar en 190 días, y que probablemente acabe con la destrucción de la estación. Como trabajadores eficientes que somos, seguiremos cumpliendo con nuestro deber y nuestra rutina diaria como si no pasara nada… pero quizás ahora debamos prestar mayor atención a nuestras relaciones y amistades en Spacebook. Tal vez alguna nos ayude a estar en el sitio adecuado para escapar. Otro tanto sucederá si adquirimos las competencias necesarias para ir subiendo posiciones en la escala social y de trabajo: convertirnos en jefes nos colocará en un lugar privilegiado para salir pitando cuando se produzca el desastre.

El funcionamiento de Redshirt es así de sencillo y de intuitivo; cualquier persona que haya manejado Facebook lo pillará enseguida. Puede que en un primer momento nos parezca poco más que un entretenimiento para echar ratos muertos entre otros «juegos serios». Sin embargo, tiene su miga y su estrategia el ir descubriendo la mejor manera de tejer nuestra red de relaciones para mantenernos en condiciones óptimas de carisma y felicidad. Como en la vida real, no podremos contentar a todo el mundo en Spacebook; como en la vida real, algo tan sencillo como un post o un like puede acarrearnos malentendidos, simpatías, celos y rupturas sentimentales. Después de una primera partida en la que probablemente muramos estrepitosamente (y como tristes redshirts que somos, nadie llorará por nuestro polvo estelar), resulta interesante volver a intentarlo y tratar de descubrir la manera de alcanzar uno de esos cinco finales exitosos diferentes.

«Como en la vida real»… ¿o tal vez no? Aunque Redshirt no pasa de ser un juego ligero, centrado en el humor referencial y en la evidente parodia de Facebook, lo cierto es que también representa un interesante ejemplo de la teoría de los mundos posibles, y más aún, en la misma línea, del concepto de mímesis planteado por el teórico checo Doležel. Por añadidura, nos sirve para reflexionar sobre esa condición de superestructura de las redes sociales que mencionábamos al inicio. En Redshirt, las noticias sobre la futura explosión nos llegan a través de mensajes breves, anecdóticos, y de un contador que casi queda oculto por el resto de opciones, logros y eventos sociales a nuestro alrededor. No es sólo una elección de diseño, sino también narrativa. No estamos ante una mímesis real, una representación ya equivalente de nuestra realidad; las redes sociales han dejado de ser un medio de relación con éste para adquirir autonomía propia. En palabras de Doležel, con un nivel ontológico idéntico al real. Hay canales semióticos que los conectan, pero ahí acaba la relación. Cada vez se vuelve más difícil nivelar la ficción y la realidad, y por supuesto evaluar la verdad de los enunciados. Sí, ese gran contador de ahí abajo dice que faltan nosecuántos días para que todo reviente… pero, eh, hoy me han invitado a un evento en el Muelle de Realidad Aumentada para ver una antigua película terrestre. ¿Qué decías que pasaba con nosequé alerta?

Acerca de Scullywen


Una especie de bundle friki con patas: videojuegos, rol, juegos de mesa con muchas piececitas de colores, ciencia ficción y fantasía a tutiplén, cómics, series de esas que no tienen audiencia y pueblan los sueños húmedos de Joss Whedon... También escribo cosas, y a veces lo hago con las manos. Y con un gato encima del teclado.

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