13 de enero, 2013

Rock of Ages
ACE Team
2011
Puzle
PC, XBox 360, PlayStation 3
www.atlus.com/rockofages/

Rock of Ages

Decía Napoleón Bonaparte, figura que no necesita presentación y, además, uno de los adversarios del juego, que de lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso. Y es una máxima extrapolable al título de ACE Team: siempre coqueteando con el funambulismo entre lo classy y lo chabacano, entre el homenaje sentido y la burla tosca. Quizá es ahí, en ese tira y afloja ambiguo donde reside la genialidad de Rock of Ages.

Nacido de la mano de los que nos trajeron el igualmente tremendo Zeno Clash (2009), Rock of Ages es un juego del que difícilmente podrás decir «este se parece a». Y no te estoy retando, amigo lector: imagina que Marble Madness (1984) tuviera un sistema en el que, al tiempo que corres, pudieras ponerle precipicios y martillos asesinos a tu némesis negra. Probablemente no hayas visto un mix de géneros tan loco desde, quizá, Odama (Vivarium, 2006) en Gamecube. Y ni así.

Y es que a priori choca que el juego sea una carrera de obstáculos y un RTS al mismo tiempo. Pero el shock da paso al gozo cuando te das cuenta de lo condenadamente simple y divertido que resulta rodar como un loco hacia la puerta enemiga, salvando obstáculos puesto con una mala baba que ni un level designer de Dark Souls (From Software, 2011) levantándose con el pie izquierdo. Y cuando tu roca cumple su destino, el de empotrarse y dañar la puerta enemiga (o no), poder tomar el mando a lo Populous (Bullfrog Productions, 1991), poniendo frente a la roca del enemigo una miríada de torres, vacas, explosivos y catapultas, todo con el fin de que no sea capaz ni de desconchar un pelín tu bastión.

Como ves, es un mano a mano contra el tiempo, en el que no solo prima la habilidad cuasiplataformera del jugador, sino su maña y su capacidad para ser eficiente (o puñetero, como prefieras). Esa habilidad resulta determinante, aunque la dificultad general del juego, o al menos del modo campaña, no es excesivamente elevada; quizá como entrenamiento del hoy en día desértico modo online. No esperes, resumiendo, algo tan difícil y mezquino como un Super Monkey Ball (Amusement Vision, 2001), porque probablemente quedes decepcionado. Es ciertamente asequible, y pocas serán las veces que tengas que reiniciar un nivel.

Pero si hay algo que enamora de Rock of Ages es lo pythonesco que consigue ser (y si existe un adjetivo mejor, yo no quiero saberlo). Quizá recuerdes Monty Python’s Complete Waste of Time, un juego/disco de goodies comercializado en 1994, que se recreaba en ese estilo artístico tan peculiar de los títulos de inicio y de crédito de Flying Circus. Tenlo muy presente, ya que Rock of Ages bebe sin tapujos de esa fuente, y la mezcla alegremente con obras pictóricas legendarias, correspondientes a cada mundo del juego: Grecia antigua, medievo, renacimiento, rococó y uno último inspirado en Goya.

No te resultará raro, por tanto, que el protagonista de la campaña sea Sísifo, aquél condenado eternamente a llevar una piedra sobre sus hombros, y a fallar estrepitosamente en su empresa. Tampoco te parecerá que se salga de lo común que, cansado de hacer siempre lo mismo, Sísifo se rebele contra Hades, escape del inframundo y quiera rodar, ya de paso, contra (¿o mejor dicho sobre?) algunas de las figuras más representativas de cada periodo histórico como Leónidas, Vlad Tepes, María Antonieta o el mismísimo Leonardo da Vinci.

Y por si esos personajes representados en un simpático look plano te supieran a poco, cada fase viene acompañada de una cutscene hilarante. Se te presentará al personaje de formas inesperadas, tales como un homenaje a Castlevania (Konami, 1987) para dar paso a Vlad Tepes, por poner un ejemplo. En algunos casos es bastante obvio por dónde van a ir los tiros, como en el caso de Leónidas, pero luego te plantan la intro de Leonardo da Vinci y te caes de la silla sin remisión.

Lamentablemente, como ya he comentado antes, jugar con gente se convierte en una odisea que ni la de Ulises. Es un páramo desolador. Hasta quince minutos me he tirado buscando una partida sin éxito, y eso que el juego ha visto su precio rebajado en la sacrosanta Steam varias veces. Incluso se llegó a regalar su modo online temporalmente como gancho, pero no hubo manera. Rock of Ages se reserva, pues, como una experiencia para un único jugador, o para dos, si tienes mandos de sobra.

Rock of Ages es el producto de un figurado idilio entre Robert Hughes, Seth Green y Trey Parker: una noche entera de drogas duras, críticas pictóricas y de sexo. Es una obra valiente y de una diversión inmediata, más retro que postmoderno, y que tiene un valor mucho mayor que el que vamos a pagar por él.

Acerca de Xabi


Eterno post-adolescente al que se le pasó la tontería del J-RPG hace tiempo. Mi lema es «Si no lo has probado, ¿Cómo sabes que está malo?». Sí, lo puedes sacar de contexto. Háblame de Castlevania, me sacarás una sonrisa. Suelo trastear por Xenogames.

2 comentarios